Libro cristiano causa controversia porque insta corregir a los hijos con palizas

.El libro ‘To Train Up a Child’ (”Para Entrenar a un Niño”), escrito por un par de pastores Michael y Debbie Pearl ha causado indignación en padres y educadores de Estados Unidos, porque los autores les enseñan a los padres a corregir a sus hijos mediante palmadas, usando un cinturón o una vara, sin embargo, después que tres niños murieron tras ser golpeados por sus padres que posiblemente fueron lectores del libro, la obra ha comenzado a ser investigada.
“El entrenamiento es para acondicionar la mente del niño antes de que surja una crisis, es una preparación para una futura obediencia instantánea e incuestionable”, dice el primer capítulo del libro.
En otras páginas los pastores aconsejan utilizar una regla de 30 cm o una pequeña rama de sauce para corregir a los niños menores de un año y ramas grandes o correas para corregir a los niños mayores.
El libro fue lanzado hace años y tuvo mucho éxito entre los padres más conservadores, porque les enseña que los niños necesitan ser “entrenados” desde una edad temprana para convertirse en niños obedientes.
Sin embargo, las lecciones de la pareja Pearl son exagerados. La controversia ha estallado cuando salieron a la luz recientes casos de violencia doméstica estrechamente vinculados a las recomendaciones que se detallan en el manual, criterios brutales tales como proponer golpear a los niños con los caños de las tuberías, o inclusive, dejar armas cargadas en la casa, para comprobar la “temeridad” de los menores, es decir, identificar si los niños hacen o no caso a sus padres al decirles que no toquen las armas, si se disparan por error en la cabeza evidentemente significa que no estaban bien educados, o que no fueron golpeados lo suficiente como para entender el concepto.
El horror que causa el conocimiento de algunos criterios de crianza, parece no afectar a muchas familias que por el contrario adoptaron esas medidas para entrenar a sus hijos. El libro se publicó primeramente en el año 1994, a cargo del reverendo evangelista, oriundo de Tenesse, reconocido por ser líder de la agrupación religiosa “No Greater Joy”. El manual cobró en poco tiempo gran popularidad.
El sitio G1 presentó el testimonio de una mujer llamada Hannah –nombre falso– de una tradicional familia de bautistas del noroeste de Florida. Ella dice que el libro han influido tanto en sus padres hasta el grado de volverlos violentos a la hora de castigarla a ella y su hermana menor ya que ella desde niña fue educada bajo las reglas de este libro por lo que tuvo que pasar por muchas palizas.
Pero Hannah no es la única persona que ha crecido bajo las normas del castigo, debido a que el libro ha vendido más de 800.000 copias en todo el país. La primera edición fue lanzada en 1994 pero fue hasta el 2010 que se identificó un caso de muerte por paliza donde se encontró que el acusado había estado leyendo dicho libro.
El caso fue de una pequeña llamada Lydia Schatz, que vivía en California. Un día después se registró la muerte de Hana Williams, de Washington. Todos ellas murieron producto de tantas palizas. Los padres fueron detenidos y condenados por homicidio.
El tercer caso ocurrió en el estado de Carolina del Norte, la madre asfixio al niño con una manta. Las investigaciones realizadas por los médicos forenses mostraron que todos los niños fueron castigados -antes de morir-, con objetos de plástico, exactamente como está escrito en el libro.
Castigo físico vuelve a los niños agresivos

Un estudio realizado el año pasado sobre violencia infantil llevado a cabo por los doctores Joan Durrant y Ron Emson indica que los niños que son criados con castigos físicos se vuelven personas agresivas y muy propensas a sufrir problemas de desarrollo intelectual, situación que pone en riesgo de desarrollo normal de toda su vida.
Los investigadores abrieron un proyecto sobre las investigaciones realizadas en los últimos años sobre los castigos corporales aplicados a la crianza de los niños y concluyeron, sin ninguna excepción, que existe un incremento de la agresividad en los niños tanto hacia los padres como hacia los hermanos, otros niños, maestros y posteriormente sus parejas y propios hijos.
Los autores concuerdan en que:
“Los resultados sugieren de forma consistente que el castigo corporal tiene un efecto causal directo en la exteriorización de comportamiento, ya sea a través de una respuesta reflexiva al dolor, modelización (se alienta un tipo de comportamiento con el ejemplo) o procesos familiares coercitivos”.
Los detalles no quedan en eso, ya que surge evidencia que verifica que el castigo físico además estaría estrechamente asociado con el desarrollo de problemas mentales graves como la ansiedad, la depresión y el cultivo de conductas peligrosas como el consumo de alcohol y drogas desde edades muy tempranas, lo que indica que una infancia con golpes desemboca tarde o temprano en una vida de problemas y poco desarrollo personal.
Todo se debe al parecer a que el castigo con golpes es capaz de cambiar y modificar áreas enteras en el cerebro que están vinculadas al rendimiento en pruebas de coeficiente intelectual, por lo que la inteligencia se ve modificada, y también aumenta la vulnerabilidad al desarrollo de adicciones, por lo que se vuelven más vulnerables a la dependencia de las drogas y el alcohol.
“Es notable conocer que los niños golpeados son más agresivos, menos inteligentes y más vulnerables a todo tipo de problemas a lo largo de su vida, y que aún se adopte ese tipo de crianza sabiendo que los niños criados con afecto se mantienen lejos de las adicciones, tienen mayores herramientas frente a la vida y son más felices”, citaron los científicos.
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