Miembro de un cártel de la droga precisó cuatro meses de exorcismos

Desde su ordenación en 1991, Ernesto María Caro, sacerdote de la diócesis de Monterrey, no se había encontrado en confesión con un caso tan espantoso.

Quien acudió a él era un asesino del cártel de los Zetas, organización criminal mexicana que lleva quince años sembrando el pánico en la larga guerra del nacrotráfico.

Pero no se trataba de un asesino cualquiera: se había especializado en descuartizar personas vivas, retrasando su muerte al máximo para prolongar la tortura o para potenciar el efecto disuasorio de advertencia cuando se encontrase el cadáver.

"Me dijo que sonreía e incluso se reía mientras realizaba su trabajo. Me dijo que disfrutaba haciéndolo. Me contó cosas terribles", explica el padre Caro a Daily News. La conversión de este homicida al catolicismo tuvo lugar en 2012, pero aún había una tarea pendiente con él.

Durante cuatro meses, hubo que visitarle semanalmente en la cárcel para practicarle exorcismos, porque dio muestras de estar poseído por el demonio. Necesitó todo ese tiempo para liberarse por completo.

Y hoy, arrepentido, ha empezado una nueva vida alejado de la violencia, a la espera de que se abrevie su tiempo en prisión, donde cumple condena por asesinato y secuestro.

Pero no es un caso único. El padre Caro se ha encontrado con otro miembro de los cárteles poseído por el demonio.

La Santa Muerte dispara las posesiones
Y muchos otros llegan hasta los exorcistas de las diócesis mexicanas, sobre todo a raíz de extenderse la secta y culto de la Santa Muerte, contra la cual la Iglesia ha lanzado numerosas advertencias.

El pasado mes de noviembre, por ejemplo, los arzobispos Rafael Romo, de Tijuana, y José Luis Chávez, de Oaxaca, recordaron que en la base de ese culto está la ignorancia religiosa, pues "la supuesta Santa Muerte no es una persona, es una idea, y no podemos darle veneración a algo que no existe”, y "si algún creyente o católico la sigue es por ignorancia o porque ya dejó la fe católica".

Se calcula que de los diez millones de seguidores que tiene este culto, dos millones están en México, con numerosos fanáticos entre los narcos, que le piden protección para sus delitos.

Considerado un culto satánico, sus miembros producen actos de crueldad sin precedentes, como sacrificios humanos, y se les relaciona cada vez más con casos de posesión diabólica.

Oraciones de liberación
Por ese motivo, según los expertos consultados por Daily News, diversos sacerdotes están empezando a celebrar misas semanales en aquellas comunidades donde la secta tiene mayor impacto, para rezar sobre sus miembros oraciones de liberación, que no son exorcismos en sentido estricto pero son eficaces contra el demonio.

"La posesión completa es rara", afirma Michael Scherrey, un sacerdote carismático recientemente destinado desde Detroit a Houston (Texas) precisamente para ese ministerio de sanación entre las comunidades latinas donde se ha extendido la Santa Muerte: "El enemigo siempre está intentando apoderarse de la gente, pero normalmente no desde dentro", esto es, poseyendo su cuerpo, que es lo que caracteriza la posesión.

Cuando el padre Caro se encontró por primera vez a ese miembro de un cártel, confiesa que le miró a los ojos "y vio al diablo". Durante el exorcismo, "se deslizaba por el suelo como una serpiente": "A veces me asusta un poco, cuando se convierte en algo físico", concluye.
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