Hombres que le sirven al diablo

La Biblia registra en muchos pasajes cómo los hombres se han entregado a voluntad a servir a Satanás. Recordemos en Janes y Jambres en Egipto a los magos y adivinos en Babilonia y a los sacerdotes de Baal y Asera. En el Nuevo Testamento se nos relata de Elimas y Simón, hechiceros y engañadores. Ellos son tronos visibles en los cuales Satanás recibe gloria y adoración. 
La presencia y trabajo de estos individuos influencia a pueblos y naciones. Ellos atraen demonios con sus malas artes, ellos afectan la voluntad de los hombres con sus artes mágicas, engañando aún a políticos y gobernantes. A través de ellos los “gobernadores de maldad" manifiestan los planes del diablo y son instrumentos importantes a través de los cuales los principados y potestades malignas operan en los pueblos. La reunión de brujos y hechiceros, su confabulación y pactos, son la evidencia visible de la reunión de principados, gobernadores y potestades que ante el estímulo de la adoración satánica de los hombres convergen en las ciudades señaladas para manifestar los deseos del diablo. Allí los espíritus confabulan y adiestran a los hombres perversos y traman la forma de afectar el destino de los pueblos.