Ultimamente los expertos se refieren cada vez con más frecuencia a la región del Atlántico del Sur como a un nuevo polo geopolítico.
Allí se cruzan los intereses de las potencias mundiales y los países emergentes que buscan ampliar sus zonas de influencia.
Durante todo el siglo XX esta parte del Océano Mundial estaba al margen de los intereses geopolíticos de las potencias mundiales. Las principales batallas de la Segunda Guerra Mundial tuvieron por escenario el Atlántico del Norte, una región que luego se convirtió en un foco de tensiones entre la URSS y EEUU durante la Guerra Fría.
En cuanto al Atlántico del Sur, atrajo una especial atención de Gran Bretaña. Lo evidencia, en particular, la Guerra de las Malvinas entre la República Argentinay el Reino Unido en 1982. La cuestión de las islas Malvinas aún no está resuelta. La disputa que Gran Bretaña y Argentina sostienen por la soberanía de las islas Malvinas, que se encuentra desde 1833 bajo control del Reino Unido, sigue abierta. Recientemente Buenos Aires volvió a reivindicar sus derechos sobre las islas.
Hoy en día en el Atlántico del Sur se registra un notable aumento de la actividad militar y estratégica de los jugadores regionales y globales, señala el director del Centro ruso de Pronósticos Estratégicos, Serguéi Griniáev:
—En general podemos hablar de una transición hacia un nuevo orden geopolítico mundial. Los centros de poder de Europa Occidental pierden parcialmente su importancia y se desplazan hacia Asia. En este contexto podemos hablar del reajuste de mercados globales, rutas logísticas transcontinentales y flujos financieros. Todos estos factores determinan el interés hacia el Atlántico del Sur y a otras regiones del planeta.
Los expertos destacan el dinamismo de estos procesos en algunos países de la región. Por ejemplo, Brasil en 2009 anunció sus planes para construir una flota de cinco submarinos nucleares. Con las previsiones señalando que entrarán en servicio en 2016, los submarinos prometen alterar drásticamente el equilibrio de poder en el Atlántico del Sur.
También China aumenta su presencia en la región. El intercambio comercial entre el gigante asiático y los países del Atlántico del Sur continúa creciendo, recuerda el experto militar ruso Alexánder Shirokorad:
—Un número cada vez mayor de submarinos chinos se aventuran en la región del océano Índico. Próximamente podrán verse en el Atlántico del Sur. Y esta tendencia no hará más que aumentar. Al mismo tiempo se registra otra tendencia, la de creación sino de una alianza militar, de alguna asociación de los países del Atlántico del Sur. Es difícil pronosticar qué papel jugará en esta asociación pero está claro que no abandonarán la región que consideran prioritaria.
Uno de los pasos muy simbólicos en este sentido fue el restablecimiento de la Cuarta Flota de EEUU disuelta en 1950. Es una de las flotas que la Armada de EEUU responsable de todas las operaciones en el Caribe, América Central y América del Sur. Esta reactivación, sin haber informado a los Gobiernos de los países de Sudamérica, provocó la preocupación en algunos de esos gobiernos que acusaron a Washington de intenciones imperialistas.
En cuanto a la India, su presencia en el Atlántico del Sur todavía no puede compararse a la china pero es evidente que luchará por recibir su “porción de tarta”. Comenta Alexánder Shirokorad:
—Para la India el Cabo de Buena Esperanza tiene una importancia especial desde el siglo XVII. Más lo es hoy cuando las rutas comerciales alrededor de Madagascar, en aguas de Somalia y otras zonas están expuestas a la amenaza de la piratería. Cabe recordar que tanto China como la India están intentando crear sus respectivas flotas de portaaviones que seguramente estará destinada a realizar operaciones a varios miles de distancia de sus costas, es decir, también en el Atlántico del Sur.
Hace poco los científicos alemanes anunciaron que esta región podrá convertirse en una principal zona de extracción de hidrocarburos, similar a Oriente Medio. Aunque los recursos naturales del subsuelo y lecho marinos no están todavía explorados, es suficiente para que las principales potencias mundiales coloquen la presencia en el Atlántico del Sur entre sus prioridades.