Luchando en la presencia de Dios

"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios... Orad en todo tiempo", Efe_6:13, Efe_6:18.
Debes aprender a luchar contra lo que impide tu comunicación con Dios y a luchar en oración por otras personas. Sin embargo, luchar con Dios en oración es antibíblico. Si lo llegas a hacer, serás un inválido por el resto de tu vida. Si te aferras a Dios y luchas con Él como lo hizo Jacob, simplemente porque está obrando de una forma que no apruebas, lo obligas a descoyuntarte (ver Gén_32:24-25). No te conviertas en un cojo en los caminos de Dios; más bien lucha delante de Él con las cosas de este mundo, porque "..somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó"... (Rom_8:37). Luchar ante Dios tiene valor en su reino. Si me pides que ore por ti y no estoy en comunión con Cristo, dicha oración no será de ningún provecho. Pero si estoy en comunión con Él, mi oración obtiene la victoria todo el tiempo. La oración es efectiva solamente cuando estoy completo en Jesucristo: "Por tanto, tomad toda la armadura de Dios".
Haz siempre la diferencia entre la voluntad perfecta de Dios y su voluntad permisiva. Es decir, su propósito providencial con respecto a nosotros. Su voluntad perfecta es inmutable, pero es con su voluntad permisiva con la que luchamos delante de Él. Nuestra reacción ante lo que sucede por su voluntad permisiva nos capacita para ver su voluntad perfecta."... A los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien"... (Rom_8:28), es decir, a los que se mantienen fieles a la voluntad perfecta de Dios, al llamamiento en Cristo Jesús. Su voluntad permisiva es el medio por el cual se manifiestan sus verdaderos hijos e hijas. Debemos tener carácter para no decir automáticamente: "Sí, es la voluntad de Dios". No tenemos que luchar con Dios, sino luchar con las cosas en la presencia de Él. Ten cuidado de renunciar por pereza, en lugar de tener una gloriosa batalla, pues así comprenderás que has sido capacitado con su fortaleza.