Cristianos en Colombia en continua amenaza

Los cristianos en el sur de Colombia viven en situación de peligro a causa de las amenazas de los grupos guerrilleros, que han prohibido los servicios de adoración en las zonas rurales bajo su control.




Se calcula que 150 iglesias en Colombia se han visto obligadas a cerrar desde julio, cuando el Frente 32 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) lanzó una campaña represiva contra los católicos y las iglesias evangélicas en el departamento de Putumayo.

Las FARC-EP han prohibido la celebración de la misa y el culto evangélico en las ciudades más pequeñas y en las aldeas. Sólo a las congregaciones que tienen el permiso expreso del grupo rebelde se les permite mantener los servicios religiosos sin temor a represalias.

Pastores y evangelistas, los más amenzados

Los cristianos que corren un mayor riesgo son aquellos que se siguen reuniendo en casas y los evangelistas itinerantes que les sirven.

“Cada vez que mi esposo u otro líder de la iglesia decide ir a predicar en el campo, sólo puedo pedir: ‘Señor, cuida por la seguridad de cada uno de ellos’”, dice Jeanet Ortiz Pinto, esposa del evangelista itinerante y locutor de radio Ángel Pinto. “Mi corazón se entristece al ver lo que está sucediendo a nuestro alrededor”, comenta.
Los Pinto han pastoreado la Iglesia de Dios en Puerto Asís, Putumayo, desde 1988. Ángel Pinto también sirve como pastor itinerante de varias iglesias recién plantadas en la región.

Durante su ministerio, desempeñado a lo largo de 25 años, Pinto ha sido capturado cinco veces por los grupos armados. Dos veces le dijeron que iba a ser ejecutado por violar las prohibiciones impuestas por las FARC contra la predicación.
En ambos casos, los comandantes locales liberaron al pastor, una vez que se dieron cuenta de quién era, dado que su congregación realiza un ministerio de rescate y cuidado de los huérfanos de guerra.
“Algunos de esos huérfanos nos pertenecen, sus padres eran nuestros compañeros de armas”, dijeron a Pinto la última vez que lo salvaron. “Si te matamos, ellos no tienen a nadie más que los cuide”, cuenta Pinto.
Las FARC han asesinado a cientos de líderes de las iglesias evangélicas en los últimos años, incluyendo algunos de los colegas ministeriales de Pinto en Puerto Asís.

“En el manual de convivencia expedido por unidades de las FARC de la zona, nos han pedido cerrar nuestras iglesias, y nos prohibieron visitar a las comunidades periféricas, ya sea para predicar o para celebrar reuniones”, dice Monseñor Luis Alberto Parra, obispo de Mocoa, en una entrevista con la prensa local.

Reuniones de Paz no incluyen a cristianos

En estos momentos el gobierno colombiano celebra reuniones de paz con las FARC e Cuba, para llegar a algún acuerdo que resuelva el conflicto. Eneida Herrera, profesora evangélica y de Hacienda Pública de la Universidad Autónoma de las Américas, se lamentó de que la iglesia haya sufrido la violencia de los grupos armados y que estuviera excluida de las conversaciones en La Habana.

“En caso de que las negociaciones de La Habana no produzcan nada positivo, podemos esperar una mayor ola de violencia que la que ha ocurrido hasta la fecha”, dijo Herrera. “La iglesia y las comunidades locales son las que tendrán que vivirlo, ya sea bueno o malo”.

Tribunal colombiano: inconstitucional fomentar la lectura de la Biblia

El acuerdo 078 del 2009 aprobado por el Concejo de Villavicencio, que establecía una semana -la última de septiembre- para promover la lectura de la Biblia en el municipio, quedó sin permiso jurídico.

El Tribunal administrativo del Meta, resolvió «declarar la nulidad» de dicho acto, porque algunos apartes van en contravía de la Constitución Nacional.

La providencia dio la razón al ciudadano Miguel Ángel Garcés, quien en principio demandó el acuerdo, amparado en que violaba los artículos 4, 13, 19,20 y 355 de la Constitución, que se relacionan con la libertad de expresión, de cultos y libre información.

Dentro de los reparos del Tribunal está el hecho de utilizar recursos estatales (artículos 3o. y 4o. del acuerdo) para promover la divulgación, promoción y ejercicio de la semana de la Biblia, para lo cual se haría necesario el apoyo de la Oficina de Participación Ciudadana, (hoy Secretaría de Gestión Social) y la Secretaría de Educación local.

«El contenido del Acuerdo impugnado, es inconstitucional, pues Colombia es un Estado laico, por lo que no tienen cabida manifestaciones que obliguen a los ciudadanos a realizar actividades sobre devociones íntimas, tales como las creencias religiosas de cada individuo, en especial de los niños», dice uno de los apartes de la decisión judicial.
En su momento, el demandante argumentó que «si a los evangélicos, cristianos y católicos se les debe realizar con recursos públicos una difusión de la Biblia, debería darse un espacio idéntico para el Corán, el Thamud y demás libros también considerados como sagrados».

Al respecto, el concejal Alexander Baquero, autor e impulsor del acuerdo, lamentó el fallo porque, para él, el objetivo era promover valores humanos a través del texto sagrado.

En declaración a periodistas, el concejal Alexander Baquero, advirtió que contempla apelar, porque considera que el acuerdo de la Semana de la Biblia ayuda a fomentar la lectura del libro y no busca sectorizar a la comunidad hacia una religión específica.
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