Para subrayar la necesidad de que el Congreso tome medidas lo antes posible para aprobar la reforma de la Ley de inmigración Samuel Rodríguez, presidente de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC), la mayor organización cristiana hispana del país, que representa a más de 40,000 iglesias, empezará un ayuno de 40 días el lunes 4 de noviembre que durará hasta el Día de Acción de Gracias.
“Con el espíritu de Gandhi, el doctor Martin Luther King Jr. y otros líderes que han actuado bajo el imperativo moral de hacer justicia, así como ante nuestro ejemplo supremo que encontramos en Jesús, de la misma manera siento una urgente convicción de dedicarme al ejercicio espiritual de mi fe, convencido de que produce grandes resultados”, dijo Rodríguez. “A partir de hoy, llevaré a cabo un ayuno personal y pido a otros que se me unan para orar por la importancia vital de la reforma de la Ley de inmigración ahora”.
Rodríguez se ha comprometido a ayunar por 40 días pero está dispuesto a extender el periodo de ayuno hasta que se apruebe la reforma de inmigración.
UNA CUESTIÓN ESPIRITUAL Y SOCIAL
Convencidos de que la reforma de la Ley inmigración es un asunto que afecta tanto el aspecto espiritual como el político, Rodríguez y los líderes de la NHCLC han estado buscando activamente el apoyo de la comunidad cristiana evangélica, que en un momento dudó en aceptar la reforma pero ahora cree que es necesaria para la sanidad social de las comunidades, y traer la paz social y promover la rectitud y la justicia.
La NHCLC apoya que la reforma se centre en tres elementos principales para poner fin a toda inmigración ilegal.
En primer lugar consideran que se debe incrementar la protección de las fronteras no sólo como control del paso de personas, sino para impedir más muertes en el peligroso tránsito. Para ello piden que se incluya el uso de rayos infrarrojos, el uso de satélites y otras tecnologías además de potenciar la presencia de las patrullas fronterizas.
Segundo, piensan que se debe crear un programa para trabajadores invitados, regulado por las normas del mercado, que proporcione formas legales y transparentes para que muchos miles de familias indocumentadas pueden obtener el estatus legal, de una manera coherente con los valores cristianos sobre los que se fundó la nación norteamericana.
Y por último, creen que se deben desarrollar normas para que los residentes indocumentados sin antecedentes penales que están obteniendo la ciudadanía reciban conocimientos cívicos, aprendan el idioma y realicen trabajos de servicio a la comunidad local.