Del anciano para la señora elegida por Dios y para sus hijos. Los amo de verdad, y no sólo yo, sino también todos los que conocen la verdad.
Los amamos por causa de esa verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para siempre. El generoso amor, la compasión y la paz de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo estarán con nosotros. Estas bendiciones serán nuestras mientras vivamos de acuerdo a la verdad y el amor. Me alegré mucho porque encontré a algunos de tus hijos viviendo de acuerdo a la verdad, tal como el Padre nos ordenó. Ahora, estimada señora, te ruego que nos amemos unos a otros. No estoy dándote un mandamiento nuevo, sino el que hemos oído desde el principio. El amor es poner en práctica los mandamientos de Dios. Es el mismo mandamiento que ustedes han oído desde el principio: que vivan una vida de amor. En el mundo hay muchos engañadores que no creen que Jesucristo vino como ser humano.
El que enseñe eso es un falso maestro y enemigo de Cristo. Tengan mucho cuidado para no echar a perder el resultado de nuestro trabajo, y para recibir completa su recompensa. Todo aquel que vaya más allá de la enseñanza acerca de Cristo y la abandone, no tiene a Dios, pero el que viva de acuerdo a ella, tiene al Padre y al Hijo. No reciban en su casa al que no tenga esta enseñanza, ni le den la bienvenida. El que le dé la bienvenida participa en sus malas acciones. Aunque tengo mucho más que decirles, no quiero decirlo por carta. Espero ir y hablar personalmente con ustedes. Así podremos alegrarnos juntos. Los hijos de tu hermana, la elegida por Dios, te mandan saludos.
Los amamos por causa de esa verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para siempre. El generoso amor, la compasión y la paz de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo estarán con nosotros. Estas bendiciones serán nuestras mientras vivamos de acuerdo a la verdad y el amor. Me alegré mucho porque encontré a algunos de tus hijos viviendo de acuerdo a la verdad, tal como el Padre nos ordenó. Ahora, estimada señora, te ruego que nos amemos unos a otros. No estoy dándote un mandamiento nuevo, sino el que hemos oído desde el principio. El amor es poner en práctica los mandamientos de Dios. Es el mismo mandamiento que ustedes han oído desde el principio: que vivan una vida de amor. En el mundo hay muchos engañadores que no creen que Jesucristo vino como ser humano.
El que enseñe eso es un falso maestro y enemigo de Cristo. Tengan mucho cuidado para no echar a perder el resultado de nuestro trabajo, y para recibir completa su recompensa. Todo aquel que vaya más allá de la enseñanza acerca de Cristo y la abandone, no tiene a Dios, pero el que viva de acuerdo a ella, tiene al Padre y al Hijo. No reciban en su casa al que no tenga esta enseñanza, ni le den la bienvenida. El que le dé la bienvenida participa en sus malas acciones. Aunque tengo mucho más que decirles, no quiero decirlo por carta. Espero ir y hablar personalmente con ustedes. Así podremos alegrarnos juntos. Los hijos de tu hermana, la elegida por Dios, te mandan saludos.