EE.UU. no busca una solución para que Corea del Norte cambie su actitud. Por el contrario, utiliza la mala imagen de Pyongyang para justificar su presencia militar en la región y así ejercer presión sobre Rusia y China.
Esta es la opinión de un investigador de la Academia de Ciencias de Rusia, Konstantín Asmólov, quien habló con RT sobre la actual situación en la península coreana tras las declaraciones de Pyongyang de que las relaciones con Seúl han entrado en una "fase de guerra".
"El envío de los bombarderos B2 tiene dos objetivos: uno es demostrar a Seúl el apoyo de Washington, el otro es demostrar que la inmediatez de reacción de Pyongyang es una mentira. Los norcoreanos tienen pocas opciones de respuesta", afirmó Aslámov.
Según el experto, con acciones semejantes EE.UU. no instiga a Corea del Norte a cambiar, sino que esa imagen de sucursal del infierno es muy positiva para la parte estadounidense ya que si Pyongyang sigue con su retórica, justifica la presencia militar de Washington en el Oriente Lejano y el sudeste asiático.
"Pero esa presencia no está dirigida contra Corea del Norte, sino contra Rusia y China. El estado surcoreano está en una posición desesperada. Se encuentra en una situación donde cree que sus únicos aliados son el programa nuclear y el de misiles. Y EE.UU. lo utiliza persiguiendo sus objetivos", agregó.
"Si Rusia, junto con Cuba, organizara ejercicios militares de la Armada rusa a la vista de Miami en los que practicara lanzamientos de misiles, la reacción de EE.UU. también sería drástica", señaló Asmólov, haciendo referencia a las recientes maniobras conjuntas realizadas por Corea del Sur y Washington en la península coreana.
"Esperemos que la nueva presidenta de Corea del Sur sea capaz de ejercer presión sobre aquellos en su país que viven en la Guerra Fría y que no se diferencian de los norcoreanos en su fanatismo y visión miope, ya que sus declaraciones hablan sobre el restablecimiento de la confianza", concluyó el investigador.
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