Poco a poco se va conociendo lo ocurrido en las terribles horas en las que 300 soldados sudafricanos en misión de paz fueron rodeados y atacados por los rebeldes de la República Centroafricana.
Una durísima batalla que dejó trece muertos en las filas sudafricanas, cerca de 30 heridos, y unas centenas de muertos entre los rebeldes (no hay cifras oficiales). Una batalla que desvela hoy el periódico sudafricano Sunday Times tenía dos bandos: por un lado, hombres y por el otro, niños.
"Ellos no eran estúpidos, sabían todo de nosotros. Sabían que no teníamos armamento, ni apoyo, nuestros movimientos, número, capacidad, todo", explica uno de los soldados sudafricanos que participó en la refriega y que ha vuelto ya a casa.
"Fue cuando cesó el fuego que nos dimos cuenta de que habíamos matada a niños. No vinimos aquí a esto a matar niños, te hace enfermar. Ellos estaban tirados por el suelo, llorando, pidiendo ayuda, llamando a sus madres", explica el fabuloso reportaje del rotativo sudafricano.
Según el periódico, el derrocado presidente de la República Centroafricana, Bozize, había viajado el jueves por la noche a Sudáfrica a pedirle al presidente Jacob Zuma más soldados para asegurar el control del país. El Gobierno sudafricano dijo que los más de 300 hombres mandados eran suficientes y pidió a Bozize que tratara el tema regionalmente para contener la revuelta.
Cerca de 40 horas después, las tropas sudafricanas estaban metidas en un avispero de balas, en Bangui, la capital. Rodeados, sin refuerzos y haciendo frente a un ataque en masa.
"Vinimos a un operación de paz falsa. Los que íbamos a ayudar nos atacaron. Aquello era el infierno, había cientos de cuerpos esparcidos por el suelo con heridas abiertas gritando, pidiendo ayuda. Nos dijeron que no había peligro, que eran aficionados. Lo que pasó es que nos traicionaron también los soldados del Gobierno a los que estábamos entrenando. Cuando estalló el conflicto y vieron a los rebeldes en la ciudad muchos huyeron y otros se unieron a ellos y nos atacaron".
"Entonces nos mandaron a proteger algunos intereses comerciales sudafricanos (hay todo un escándalo en Sudáfrica por la verdadera labor que las tropas hacían en RCA, acusando al Gobierno de estar allí por los minerales). Salieron algunos soldados de la base. Supimos que tres de los nuestros habían sido capturados y fusilados. Hicimos una trinchera de defensa. Pensábamos que estaban mal armados y lo que nos encontramos es que tenían más y mejores armas que nosotros", narran los soldados.
Al mediodía comenzó el feroz tiroteo. Duró tres horas y pudo ser rechazado. "Estábamos rodeados de unos 3.000 soldados. Vimos las caras de algunos y parecían de Primaria. Nos pareció extraño. Luego vino el ataque nocturno. Toda la noche. Ya estábamos quedándonos sin municiones cuando al amanecer salieron ellos con una bandera blanca rindiéndose. Pedían ayuda, asistencia médica. Entonces vimos a los niños heridos llorando, llamando a sus madres antes de morir. Eran niños pequeños que debían estar en la escuela. No imaginábamos esto así, no era esto a lo que vinimos", explica un paracaidista.
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