La reciente muerte de László Csizsik-Csatary, uno de los nazis más famosos, ha hecho reaparecer a los cazadores de nazis en las noticias, aunque sea solo para recordarnos que la cacería de criminales no ha terminado.
Son conocidas las numerosas campañas y ruedas de prensas ofrecidas por 'reconocidos' cazadores de nazis, como el Centro Wiesenthal y su actual director, Efraim Zuroff. Sin embargo, el trabajo más eficaz debe hacerse fuera de la prensa y este tipo de campañas, recuerda el historiador y periodista británico Guy Walters en un artículo publicado el 14 de agosto en 'Newsweek'.
El periodista pone como ejemplo la labor realizada por Eli M. Rosenbaum, un graduado de la Facultad de Derecho de Harvard de 58 años de edad que durante muchos años dirigió la Oficina de Investigaciones Especiales, una unidad de la División Criminal del Departamento de Justicia encargada de buscar y llevar a los tribunales a aquellos que participaron en las atrocidades nazis.
Curiosamente la mayoría de los lectores no han oído hablar de este cazador de nazis, el más exitoso del mundo, pese a que él y su organización tienen más de un centenar de 'cabelleras' nazis en su haber, mucho más que el total combinado de Simon Wiesenthal y todos los demás 'atrapanazis' de renombre.
En julio de este año el Centro Simon Wiesenthal lanzó una campaña en la que se exhibieron carteles en unos 2.000 lugares por toda Alemania, que ofrece una recompensa de hasta el equivalente a 33.000 dólares por "información valiosa" que lleve a la detención de los "responsables del Holocausto". El cartel es evocador y ofrece una fotografía en blanco y negro de la entrada de Auschwitz y su mensaje dice "Es tarde, pero no demasiado".
Aunque Rosenbaum ha encontrado decenas de criminales de guerra en los Estados Unidos, uno de los mayores problemas que enfrenta es conseguir que gobiernos europeos acepten a aquellos que deberían ser deportados desde suelo estadounidense. Como resultado, muchos de estos 'vecinos tranquilos' siguen viviendo en paz en Estados Unidos e incluso gozan de seguro social pagado por los contribuyentes estadounidenses, pese a que se ha demostrado que habían cometido los crímenes más horribles.
El pasado fin de semana se murió en su cama, en Hungría, a la edad de 98 años, uno de los criminales de guerra más conocidos, László Csizsik-Csatary. Csatary era un oficial de la gendarmería húngara que se hizo cargo de un brutal gueto de unos 12.000 judíos en la ciudad eslovaca de Kosice. En mayo y junio de 1944, Csatary supervisó la deportación de cerca de 16.000 judíos a Auschwitz en trenes llenos en el que él personalmente ordenó que no hubiera ningún agujero de ventilación.
"Si realmente queremos llevar nazis ante la justicia, la mejor manera de hacerlo es un cabildeo discreto, en lugar de una cacería a bombo y platillo", concluye el articulista, para no perder la "última oportunidad" de hacer que la justicia triunfe.
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