La ofrenda de lo natural

"Pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre", (Gál_4:22)
En este capítulo de Gálatas Pablo no estaba hablando del peca­do, sino de la relación entre lo natural y lo espiritual. Lo natural solo se puede volver espiritual mediante el sacrificio, de otra forma la persona vivirá de manera dividida. ¿Por qué ordenó Dios que lo natural se sacrifique? Él no lo ordenó. No es su voluntad perfecta, sino su voluntad permisiva. Su voluntad perfecta es que lo natural se vuelva espiritual por la obediencia. Es el pecado el que ha hecho necesario que lo natural se sacrifique.
Abraham tuvo que ofrecer primero a Ismael que a Isaac (ver Gén_21:8-14). Algunos de nosotros estamos tratando de ofrecerle a Dios sacrificios espirituales, antes de haber sacrificado lo natural. La única forma de ofrecerle a Él un sacrificio espiritual es presentando nuestros cuerpos como un sacrificio vivo. La santificación es más que ser liberados del pecado. Implica rendirme deliberadamente al Dios de mi salvación, cueste lo que costare.
Si no sacrificamos lo natural por lo espiritual, la vida natural se pondrá y desafiará a la vida del Hijo de Dios en nosotros produciendo confusión permanente. Este es siempre el resultado de una naturaleza espiritual indisciplinada. Nos descarriamos porque rehusamos con obstinación disciplinarnos, física, moral, o mentalmente. Y luego nos disculpamos, diciendo: "Bueno, no me enseñaron disciplina cuando era niño". ¡Entonces disciplínate ahora! Si no lo haces, arruinarás toda tu relación personal con el Señor.
Mientras sigamos mimando y premiando a nuestra vida natural, Dios se involucrará activamente en ella. Pero cuando estemos dispuestos y resueltos a sacarla al desierto y a mantenerla sometida, su presencia es en nuestra vida natural y Él hará surgir pozos y oasis en cumplimiento de todas sus promesas para lo natural (ver Gén_21:15-19).