El Grupo Internacional de Crisis ha asegurado que algunos agentes provocadores de violencia, incluidos los monjes budistas, están implicados en la persecución de los musulmanes en Birmania (Myanmar).
Un experto de esta Organización No Gubernamental (ONG) de Birmania, Jim Della Giacoma, ha subrayado que elementos radicales son responsables de la sistemática destrucción de las poblaciones musulmanas.
Durante la violencia sectaria que se registró del 20 al 22 de marzo, asesinaron al menos a 40 personas y quemaron 152 viviendas, una oficina de educación y 13 mezquitas en la ciudad de Meiktila, sita en el centro del país.
Posteriormente, el Consejo de Asuntos Religiosos Islámicos urgió al presidente del país, el Teniente General Thein Sein, a que pusiera fin a la violencia contra los musulmanes. Cabe recordar que Sein había prometido adoptar medidas serias ante la violencia contra los musulmanes, promesa que incumplió.
El pasado jueves, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aseguró que el Gobierno de Birmania estaba implicado en algunos actos de violencia contra los musulmanes de Rohingya. Y exigió a las autoridades de este país castigo para los militares y policías responsables de tales violaciones de los derechos humanos, además de solicitar “medidas audaces” para luchar contra “las campañas de discriminación y los discursos de odio que alimentan el racismo y, en particular, el sentimiento antimusulmán en el país”.
La Comisión Islámica de Derechos Humanos (IHRC, por sus siglas en inglés), critica el silencio de la comunidad internacional ante la matanza de musulmanes rohingyas en Birmania, y alerta de una nueva masacre contra esta comunidad minoritaria.
El Gobierno central birmano no reconoce la calidad de ciudadano de unos 800 mil musulmanes de la comunidad musulmana que vive en el Estado oriental de Rajine.