Cierto día, algunas personas le dijeron a Jesús: Los discípulos de Juan el Bautista ayunan y oran con frecuencia, igual que los discípulos de los fariseos. ¿Por qué tus discípulos están siempre comiendo y bebiendo? Jesús contestó: ¿Acaso los invitados de una boda ayunan mientras festejan con el novio? Por supuesto que no. Pero un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán. Luego Jesús les dio la siguiente ilustración: Nadie quita un pedazo de tela de una prenda nueva y la usa para remendar una prenda vieja; pues la prenda nueva se arruinaría y el remiendo nuevo no haría juego con la prenda vieja. Y nadie pone vino nuevo en cueros viejos; pues el vino nuevo reventaría los cueros, el vino se derramaría, y los cueros quedarían arruinados. El vino nuevo debe guardarse en cueros nuevos. Pero parece que nadie que prueba el vino añejo quiere el vino nuevo. El añejo es mejor, dicen.